viernes, 29 de julio de 2011

La risa y el chiste o por qué los progres tienen cara de cartón

 Lecturas relajantes del verano con un poco de chicha

Un tal alberto Gömez escribe en una tal Libertad digital  sobre las complejidades variopintas del risotear humano ya viniere el carcajeado del inocente chiste o del grave resbalón con peladura de musa paradisiaca. El escrito dice de aquesta guisa:

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 El humor más primitivo es el de aquel señor que se resbala con un plátano y un maleducado o un niño lo ve y se "parte" con una risa estruendosa mientras señala con el dedo. La risa tiene como finalidad más básica y primitiva el señalar a los demás la evidencia de la inferioridad de otro. Esa intención ineducada e inconsciente de "machacar" se puede observar cuando, con una falsa educación, se intenta "vacilar" a alguien, a menudo de una forma agresiva. El límite de la risa y por tanto de ese intento de desprestigio está en la cercanía y la compasión. No es lo mismo que se caiga el tío Antonio, al que tanto queremos, que se caiga Chaplin en la tele.
Ahora bien, desacreditar a alguien también significa "no es una amenaza". De esta forma, el humor como herramienta ofensiva pasa a ser una herramienta de socialización. Haciendo bromas a costa de uno mismo se puede "romper el hielo" y ser aceptado por los demás, de manera que el humor sirve para deshacer las tensiones, lo cual es vital para la comunicación.

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