viernes, 10 de septiembre de 2010

Hawking y los charlatanes


Stephen Hawking está inmerso en la campaña de venta de su nuevo libro y se ha metido a teólogo. No le niego otras inquietudes al insigne científico, aparte de las comerciales, pero desde que vi a una señora leyendo su Breve historia del tiempo, del que estoy seguro que no entendía nada, me di cuenta de que algo no funcionaba bien. Sobre todo porque en mi humilde opinión, Breve historia... es un libro aburrido y pésimo literariamente, del que yo como físico no logré extraer nada útil, ni siquiera en términos de técnicas para divulgar ciencia.

El fenómeno Hawking es digno de estudio sociológico. Que se me perdone la insensibilidad, pero su popularidad y predicamento son tan sorprendente como lo es la cantidad de Óscars que se dan a papeles con alguna minusvalía. Por lo demás Breve Historia... es un libro ya desfasado en su momento, cuando al mismo tiempo se estaba desarrollando la apasionante teoría de supercuerdas, precursora de la teoría M, que ahora Hawkins se dispone a utilizar para producir su siguiente éxito editorial.

5 comentarios:

  1. Ahora el problema va a ser que Hawking es un "mal divulgador"... Sí, sí. El problema es que con la Iglesia, y sus "cruzados", hemos topado. Ni más ni menos.

    Ahora tocará meterse con que habla mal, es un minusválido o que tuvo una falta de ortografía en un examen del colegio. Caza al hombre.

    Y que uno sepa uno no necesita un título para ejercer de teólogo. Sería como exigirle a alguien el título de tertuliano. Porque para especular vale cualquiera. La única diferencia es el poder de convicción.

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  2. Isidoro, no sólo Hawkins es mal divulgador y pésimo filósofo, es que tú mismo demuestras que no tienes ni p. idea ni de ciencia ni de filosofía.

    Sus especulaciones entre pobres, contradictorias y ridículas sobre la posibilidad de existencia de Dios en su librito "Historia del tiempo" se las perdonábamos por tres motivos, por ser un gran ciantífico, por ser una persona humanamente admirable y por el bien de la divulgación científica en general.

    Pero estas cosas se perdonan una vez y lo mismo da que metáis lecturas políticas los bobos de izquiera que han hecho bombo con el "dios no existe" y los bobos de derecha como tú que se apuntan al "matacuras" progre.

    En serio, siempre me he quedado un poco fuera de las descalificaciones que has ido padeciendo, al fin y al cabo no domino tanto como otros los temas que sobre los que vienes echando la zarpa, pero este de la divulgación científica y, algo menos, la filosofía, me los conozco y, créeme, eres un cretino.

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  3. Siempre que un científico niega a Dios me parece que quien habla es su soberbia.
    Tengo relacionados directamente la inteligencia, la honradez y el sentido común con esa profesión, y cualquiera de esos tres atributos recomiendan ciertas dosis de humildad a quien las posee.
    Por eso, un científico que niega algo que no puede probar está hablando, apenas, acerca de lo que cree, no de lo que le consta.
    Tan sólo una copita de vino parece separar a Hawking de esta confesión: -“Señores mortales, he descubierto y demostrado que Dios no existe”.
    En una conversación, en un círculo privado es normal que un científico diga lo que piensa en ese sentido. En un libro de divulgación científica, que puede incluso llegar a tener influencia entre especialistas, estudiantes o simples lectores, es un acto de irresponsabilidad sólo justificado por la imposibilidad de evitar sucumbir a su propia soberbia.
    La historia pasa factura por pifias así. Hawking está cometiendo ese atropello con su pasado ("nadie sabe el pasado que le espera")
    Me pregunto si no habrá descubierto en los últimos años (como al parecer ya le ocurrió con ciertos agujeros negros) que ha estado errado también en algunas otras cosas fundamentales que ha asegurado... y la ha tomado con Dios.

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  4. Pues me leí varias veces Breve Historia del Tiempo -entre otros- y si bien es cierto que adolece de méritos divulgativos -sobre todo para el profano-, yo al menos lo tomo como un libro que me entretuvo. Evidentemente, el libro ya tiene más de veinte años y muchas de sus afrmaciones han sido ampliamente superadas.

    Existe un problema de fondo que aprovechando la actualidad de esta polémica se debería discutir: ¿en qué punto está la divulgación científica? ¿Los hombres de ciencia explicamos bien las cosas o somos altaneros y soberbios en nuestras explicaciones? Creo que se hace más bien poco por iluminar las sombras.

    La triste realidad es que la "gente" no sabe nada de nada. Pero nada de nada. No se puede dejar caer "teoría M" alegremente como si más del 0,1% del público supiera qué carallo es eso.

    Y tampoco hace falta ir tan lejos: la mecánica clásica es una desconocida para la mayoría.

    Un saludo.

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  5. De hecho, nadie sabe qué carallo es exactamente la teoría M.

    Witten conjeturó la existencia de semejante bicho. Pero no está claro qué es.

    De manera que sólo el 0% (y no el 0,1%) sabe qué rayos es eso.

    La física teórica lleva décadas produciendo teorías sin capacidad de predicción (teorías de cuerdas y sucesivas cochinadas).

    De manera que casi mejor no divulgarlo, no sea que se pierda la subvención.

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